31 octubre 2011

Pocho vive, la lucha sigue

Nueve años de trabajo

(Por Jazmín Levi) La biblioteca Pocho Lepratti celebró su noveno aniversario. Vecinos y amigos de la institución los acompañaron durante la jornada que duro más de doce horas. Una tarde llena de alegría, emoción y esperanzas fue el marco en que se llevó a cabo el festejo de tantos años de trabajo y de esfuerzo en barrio Tablada. Niños, jóvenes y adultos estuvieron presentes, muchas generaciones unificadas en un solo objetivo, caminar hacia un mundo donde quepan muchos mundos. Achalita, Alta Base, La orquesta infanto-juvenil de Tablada, La Semilla, Varón, Perro e´Sulki, Candombe Hormiga y Neyen Morra fueron algunos de los artistas que estuvieron presentes en esta fecha tan importante.

Con un sol suave, un escenario en la vereda, una exposición de serigrafía, una radio en vivo montada en la calle, un bufet y una parrilla, empezó todo. Dos horas antes de que llegara la gente se encontraba un grupo de compañeros preparando el lugar para recibir a los invitados. Con un mate girando por toda la cuadra, se comenzó a percibir un ambiente cálido y con mucha fuerza: risas, pruebas de sonido, chicos pegando carteles y unos niños corriendo por todos lados. Pocho estaba plasmado en cada uno de los presentes que mostraban estar ansiosos y felices.
Un rato después, arrancó la radio abierta con la voz de un muchacho, una jovencita y un adolescente a quien le brillaban los ojos cada vez que le tocaba meter un bocado. En pocos minutos, la calle se colmó de gente y subió al escenario la primer artista de la tarde. Detrás del escenario se veía a un grupo de chicos charlando y leyendo guiones, al terminar la actuación contaron públicamente que era la primera experiencia radial de muchos de ellos y que forman parte de un proyecto de radio comunitaria FM La Hormiga (“un hormiguero de voces”, es uno de sus lemas), que, luego de un año y medio de trabajo, saldrá al aire en poco tiempo. El barrio miraba sorprendido, ninguno podía creer que ese sueño ya era realidad.
Así pasaron unas horas, con charlas en los micrófonos, mensajes grabados por niños de la biblioteca y el escenario que nunca paraba, siempre se mantuvo con música y alegría. En un momento, comenzó uno de los bloques de la radio, se sintió un silencio absoluto y una sola vocecita era la que se lucía. “Pocho vive… la lucha sigue. No aflojen, feliz cumple biblio”, fueron las palabras suaves y tiernas de Simón, el sobrino de Claudio Lepratti, quien tiene tan sólo dos años y participó de la radio con pequeños micros grabados. Instantáneamente, cuando terminaron de transmitir ese hermoso mensaje, se escucharon risas y algunos ojos se emocionaron. Luego, el gazebo donde exponían los trabajos del taller se llenó de gente ya que estampaban remeras en serigrafías con la imagen de Pocho y la frase: “Voy a cubrir tu lucha más que con flores”.
Minutos después, explotó el escenario cuando subió Varón y la Peinate que Viene Gente, que pertenecen al Bodegón de la casa de Pocho, de barrio Ludueña, una de las bandas más ovacionadas que hizo bailar hasta los más grandes. Varón, un hombre con años de trabajo encima, con un lenguaje sencillo y con el corazón en la mano, se acercó a la radio para hablar de su amigo, al que tanto extraña, al que tiene tatuado en su pierna izquierda y por quien sigue luchando para reclamar justicia. “El Pocho era el amigo de todos, era un ser único y ahora somos muchos los que seguimos su camino, porque aprendimos de él y ahora esta multiplicado en cada uno de estos pibes, seguimos pidiendo justicia, seguimos bicicleteándole a la lucha y seguimos acompañando a los familiares de las víctimas del 2001”, expresó Varón con la voz quebrada y abrazado a Carlos Nuñez, director de la biblioteca.
La radio se colmó de voces, muchas voces. Marcelo Nocetti, periodista invitado abrió el bloque convocando a Celeste y María Lepratti, las dos hermanas de Claudio, para contar quién era ese hombre que hoy está en muchas remeras y que hasta le escriben canciones. No sólo hablaron del pasado sino que también comentaron las actividades que se están llevando a cabo en el marco de los diez años de aquel trágico diciembre del 2001 que se cobró muchas vidas. “Lamentablemente la lista es interminable, pero no vamos a bajar los brazos, porque tenemos esperanzas de que se haga justicia con los autores materiales e intelectuales que mataron a todas esas personas inocentes”, dijo Celeste. Luego su hermana, completamente emocionada agregó: “Mi sobrino nos pide que no aflojemos, la cara de los chicos del barrio nos piden lo mismo y el recuerdo de las nueve víctimas en Santa Fe sumados a todos los asesinados en el país nos sirve para creer que esta situación no puede quedar impune”.
En el medio de un clima de emoción, de abrazos y de banderas que se levantaban, como la de los pueblos originarios, Marcelo Nocetti cerró el bloque y anunció que tendrá un espacio radial en la FM La Hormiga, que ya está naciendo. Uno de los integrantes de la biblioteca agregó que también contarán con la figura de Carlos Del Frade para la apertura de la radio. El dolor y la alegría se mezclaban, ya era de noche y el alumbrado público había fallado (única cuadra sin luz de la zona). Estaba todo oscuro, sin embargo se distinguían las miradas felices de todos los presentes. Felices de seguir adelante, de multiplicar a Pocho, de celebrar el trabajo en el barrio, de seguir creyendo en un mundo donde quepan todos los mundos. Motivos sobraban para celebrar, para abrazar a un compañero y para seguir bailando al ritmo de Perro e´Sulki que subió al escenario.
Luego, mientras actuaban los muchachos del candombe hormiga, ya con la luz de la luna, agradecieron a todos los que estuvieron acompañando, a los sonidistas, a la Asociación de madres de la orquesta infanto-juvenil de Tablada que se hicieron cargo del bufet, a los chicos que los llenan de esperanzas todos los días con sus sonrisas y sus travesuras, a los músicos que tuvieron la voluntad de estar junto a ellos festejando y a los compañeros que hacen posible que la biblioteca siga en pie. Cerraron la noche e invitaron a todos que se sigan quedando con música, al grito de: “Por muchos años más, Pocho vive carajo”.