Argentina, un país en
donde millares de niños
mueren por desnutrición
(Por Dana Leiva) La desnutrición infantil no sólo es la exteriorización de la carencia de alimentos sino que implica el entrecruzamiento de diversos factores: vulnerabilidad, exclusión, analfabetismo, carencia de políticas sanitarias integrales y poca educación sexual y preventiva. Según Unicef, la desnutrición “es la principal causa de muertes de lactantes y niños pequeños en países en desarrollo”.
En Argentina, esta problemática afecta a las clases sociales más humildes y, principalmente, al norte del país. Abel Albino, presidente de la Fundación Cooperadora para la Nutrición Infantil (Conin), sostuvo: “Argentina sufre una profunda crisis moral. Hay gente que muere de hambre en un país donde sobran los alimentos”.
Carolina Alonso, nutricionista, manifestó que se trata de una afección en la que el organismo no asimila nutrientes indispensables para vivir. “La carencia de proteínas, de carbohidratos o de ciertas grasas en un alto nivel puede conducir a la desnutrición”, comentó.
Por su parte, Jimena Boltaro, trabajadora social, expresó que en las poblaciones más vulnerables aumenta el grado de desnutrición en los niños luego de los dos años, edad en la que se abandona la lactancia materna y se comienza a ingerir otros alimentos.
En relación a las secuelas que pueden quedar en un niño que padeció desnutrición, Alonso sostuvo que si la enfermedad no se diagnostica y no se la trata a tiempo “puede causar, a largo plazo, problemas cognitivos en el niño, desconcentración para aprender, problemas en la piel, atraso en la menstruación de las niñas y complicaciones óseas”. Es necesario destacar que el grado de secuela que se padezca dependerá del nivel de desnutrición que se haya padecido, del tiempo que duró la enfermedad y de ciertas características propias del paciente y su familia.
Para modificar situaciones de desnutrición a temprana edad, se hace indispensable realizar un abordaje integral con la familia del niño y, más que nada, brindarles información. “Un buen dato de cómo utilizar al máximo el beneficio de los alimentos más accesibles del mercado, por ejemplo, es una pequeña gran ayuda para las familias”, sostuvo Alonso y agregó: “Puede parecer una estupidez ese consejo, pero es necesario dar todas las herramientas que se puedan para hacer que las situaciones de desnutrición se reviertan”.
Es importante destacar que la desnutrición infantil puede ser producto de embarazos no cuidados o de falta de nutrientes básicos en la madre. “No sólo es importante trabajar cuando la desnutrición ya se manifestó sino que se hace indispensable apuntar también a la prevención, capacitando y educando a las futuras madres”, explicó Boltaro.
Educar, asesorar, vincular a la familia de la persona con instituciones barriales que ofrezcan copas de leche, comedores comunitarios, armado de huertas comunitarias, son algunos principios superadores que pueden cooperar a modificar situaciones de desnutrición infantil. Asimismo, inculcar a la madre la responsabilidad de que realice controles regulares con el pediatra y brindarle contención al resto del grupo familiar, son cuestiones infaltables a la hora de abordar la problemática de cada situación particular. Quizás sean pequeños principios superadores para que la sociedad argentina deje de padecer esta triste postal que afecta a las generaciones presentes y futuras. El reto yace en erigir políticas públicas de tipo sanitarias, educativas, laborales y culturales que pongan fin a la problemática de la desnutrición infantil y ataquen no sólo las secuelas ya instaladas sino, básicamente, la raíz del problema.