25 abril 2011

Manifestaciones contra formas propias de la dictadura

Movilización en masa
de un pueblo que no
quiere más genocidas

(Por Martín Stoianovich) Desde el año 2003 en Argentina se realizan los juicios a los militares de la última dictadura por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante aquél período. Los movimientos sociales y agrupaciones políticas apoyan este proceso de juicio y castigo acompañando en las audiencias y sentencias, en Rosario y en todas partes del país. Ya condenados Videla, Patti y Bignone, entre otros genocidas, el pueblo se une en la esperanza de que algún día se le dicte la sentencia a todos los responsables y cómplices. Pero pese a que en Argentina la democracia esté instalada desde 1983, siempre hay palos en la rueda que complican y atemorizan a quienes son caras visibles en la lucha por la justicia.

En los últimos años se sufrió la desaparición de Julio López, testigo por la causa a Etchecolatz, y más recientemente el asesinato de Silvia Suppo, clave en el juicio a Hermes Brusa. En la última semana desapareció Víctor Martínez, testigo principal del asesinato del obispo de San Nicolás, Carlos Ponce de León. En este caso fue por unos días, porque luego de 72 horas Martínez apareció, y dio sus testimonios para dejar en claro que se trató de un secuestro vinculado a su papel clave en la causa. No fue casual que a esta persona la hayan liberado en tan pocos días, sino que fue fruto de una movilización masiva en muchas partes del país. Los grandes medios de comunicación no trataron el tema con la importancia que se merecía, pero mediante otros recursos el pueblo se unió en un fuerte reclamo, y Rosario no fue una excepción.
El pasado miércoles 20 los rosarinos comprometidos con esta causa se solidarizaron y organizaron un encuentro frente a Tribunales Federales, en Boulevard Oroño al 900. Cerca de las 17, distintos centros de estudiantes, organismos de Derechos Humanos y agrupaciones sociales y políticas comenzaron a concentrarse en la plazoleta. Según Norma Ríos, representante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (Apdh), el objetivo era uno: “Exigir la aparición con vida del compañero Víctor Martínez, la aparición inmediata y la búsqueda constante”. Por otro lado, Ríos explicó al reducido grupo de periodistas que allí se encontraba que era fundamental que los genocidas estén presos, ya que “es la única garantía de seguridad que tienen los testigos, querellantes y militantes del campo popular que están en los juicios”.
Ya pasadas las 18, un considerable número de personas se había concentrado, y los cantos contra los genocidas no cesaban. Luego de un pedido de silencio, se realizó una pequeña asamblea en la cual se evaluó la posibilidad de marchar hasta el Arzobispado de la ciudad, ubicado en Córdoba al 1600. La decisión fue unánime, y segundos más tarde, con Apdh al frente, los manifestantes iniciaron su camino. Fueron pocas cuadras de marcha, en la cual la policía de la ciudad cumplió su trabajo para evitar problemas en el tráfico. Una vez llegado el grupo al Arzobispado, las calles fueron cortadas y Norma Ríos hizo uso de la palabra a través de un altavoz. “Estamos acá para pedirle a la Iglesia argentina en su conjunto, que se expida sobre la desaparición del compañero Víctor Martínez, que fue ninguneado y procesado por el juez Villafuerte Ruzo por decir la verdad”, declaró Ríos. Además criticó al Arzobispado por no dar la cara y repudió la presencia de policías en la puerta del edificio. Luego, les cedió el megáfono a demás representantes de los organismos y agrupaciones presentes, que mediante algunas declaraciones desataron una polémica por cuestiones políticas.
Desde el espacio de Juicio y Castigo, su representante manifestó apoyo y reclamó seguridad para los testigos y querellantes en los juicios. Lo mismo hicieron desde el Partido de los Trabajadores Socialistas, la Liga Argentina por los derechos del hombre, Liberpueblo y otras agrupaciones. Los cruces, por su parte, comenzaron luego de las declaraciones provenientes de los centros de estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario y la agrupación Tupac, que en su mayoría responsabiliaron al Gobierno nacional por la desaparición de Martínez. “Consideramos que no existe política de Derechos Humanos con impunidad y represión”, manifestó un joven representando a Tupac, que luego recibió el apoyo de sus compañeros y el repudio desde otros sectores. Por otro lado, desde el Movimiento Evita uno de sus delegados declaró: “Acompañamos al Gobierno nacional que desde mayo del 2003 viene dando muestras indudables de su lucha contra la impunidad, derogando a las leyes que la sancionaron”. De esta manera, y con uso de distintos cánticos, se sostuvo un cruce que minimizaron otras organizaciones mediante discursos más razonables.
Desde el Centro Cultural La Toma, su representante Carlos Ghioldi hizo uso de la palabra para calmar a los manifestantes y recordar cuál era el objetivo principal, dejando de lado las posturas políticas. “Tenemos muchísimas formas de ver las cosas de otra manera, pero no debemos dejar de estar unidos si el reclamo es uno solo, la aparición con vida del compañero Víctor Martínez”, sostuvo Ghioldi. Luego de estas declaraciones, Gustavo Martínez, integrante de la CTA Rosario, cerró la marcha convocando a todos los presentes a un nuevo encuentro, pactado para el siguiente día en la Plaza 25 de mayo, con el fin de continuar con el reclamo.
Lo ocurrido en Rosario se repitió en otras ciudades del país. Bastó con la salida a las calles de pequeña parte de los ciudadanos que se unieron en un pedido, para que Víctor Martínez apareciera con vida pocas horas después. “Como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar”, era uno de los cantos principales el pasado miércoles, como en tantas otras manifestaciones. Al parecer, quienes secuestraron a Martínez se dieron cuenta que cuando el pueblo dice Nunca más, se está hablando en serio.