18 octubre 2010

Un artista de época

ARTE SERENO Y PERDURABLE
Manuel Ferrer Dodero,
pintor de los años 20
Participó de los comienzos de la modernidad artística de
Rosario, sus obras se exponen en el Museo Gustavo Cochet



(Por Guadalupe Quintana) El Museo Gustavo Cochet abría sus puertas para mostrar con orgullo las obras del pintor, docente y gremialista plástica Manuel Ferrer Dodero, amadrinado por la Doctora Sabina Florio. El artista participó activamente de la escena local en Rosario en los años 20, que fueron de los comienzos de la modernidad artística en la ciudad.

El público se acercaba con curiosidad, querían descubrir aquellas obras del virtuoso local que tan poco conocían. La historia de Ferrer Dodero, gracias a la intensa investigación y la decisión de rescatar los tesoros del pintor de Florio, comenzaba a resurgir con aires de grandeza.
Sus alumnos que lo conocieron en sus épocas de docencia en la Escuela de Artes Visuales de Rosario, se reencontraron en el Museo para respirar las obras de su maestro. Las sierras cordobesas de Mina Clavero, las montañas del noroeste, la vegetación del noreste y la llanura de la pampa fueron motivos de sus pinturas ubicadas con delicadeza y admiradas por muchos.
Mientras su historia se desplegaba, varios de sus colegas merodeaban sus obras colgadas en las paredes del Museo Gustavo Cochet. Sus cuadros, caracterizados por presentar territorios rebeldes, paisajes subversivos, naturaleza muerta y viajes gráficos, daban que hablar.
Manuel Ferrer Dodero nació en Rosario un 18 de octubre de 1900, hijo de un español oriundo de las islas Baleares y el mayor de cuatro hermanos. Su padre poseía una casa de artículos de pintura en la esquina de San Juan y Laprida llamada “El Pituiso”, la cual era frecuentada por artistas pintores que sostenían largas charlas comentando cuadros y haciendo consideraciones generales sobre el arte de la pintura, así comenzaba a surgir la curiosidad, acompañada por el virtuosismo, de Ferrer Dodero.
A sus catorce años, Ferrer Dodero, fue llevado por Eugenio Fornells al Ateneo Popular, donde el maestro de origen catalán dictaba clases de dibujo y pintura. Por ese entonces la institución era la única instancia gratuita de formación, cuando tiempo después el establecimiento cerró sus puertas por problemas financieros, continuó sus estudios con Enrique Munné en la Agrupación Artística del Centro Catalán.
En 1926, en la sede del salón Witcomb, presentó cuarenta cuadros de los que no quedó ninguno sin venderse. En el mismo año, y ante la suspensión del Salón Otoño por razones económicas, se formó el grupo Nexus, agrupación que reunió a la mayoría de los artistas activos de la ciudad. Las reuniones se mantenían en la mismísima casa de Manuel Ferrer Dodero y asistían entre otros Félix Pascual, José Beltramino, Daniel Palau, Demetrio Antoniadis, Pablo Pierre, Manuel Musto, Julio Vanzo y Lucio Fontana. Nexus organizó el Primer Salón de Artistas Rosarinos con el apoyo de Rosa Toscornia de Castagnino.
En 1928 se trasladó a Santa Fe para trabajar como reportero del diario El Orden, mismo año en el que recibe el Premio Estímulo en el X Salón de Otoño. A partir de allí, comenzó a introducirse como gremialista de la plástica. En 1937 se desempeña como Prosecretario de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos de Rosario (S.A.A.P) y en 1938 queda como Secretario, su gestión se destacó por una intensa actividad gremial. La crítica definía su figura como la de un paisajista bien dotado, en 1939 recibe el premio Caras y Caretas por su óleo Girasoles.
En 1940, desde su presidencia en la S.A.A.P, intensifica las gestiones para la creación de una Escuela de Artes Plásticas de Rosario, la cual se llevó a cabo dos años más tardes. El mismo año expone en Tucumán, La Rioja y Chilecito y obtiene los premios “Bolsa de Comercio”, “Dr. Ángel Poletti” y “Gobierno de Santa Fe”, que tenía como consigna paisajes.
Luego se desempeñó como dictador de la asignatura “Color” en la Escuela Provincial de Artes Plásticas, fue premiado en varios salones y jurado en otros. Los siguientes años se dedicó a la docencia dictando clases en la Escuela de Artes Visuales de Rosario.
En 1983, fallece en Funes, allí vivía en un amplio chalet con tapial, gallinero, conejera, un caballo, árboles frutales y flores, entre las cuales se destacaban las dalias y los girasoles. El espíritu de Manuel Ferrer Dodero, protagonista de un arte sereno y perdurable, estuvo presente en el Museo Gustavo Cochet disfrutando sus obras donde plasmó su gran pasión por la pintura, que comenzó desde muy chico cuando escuchaba las reuniones de los artistas en la tienda de su padre.