04 octubre 2010

La octava maravilla

Imaginatio inauguró el
octavo arte en el CEC
Con una poco tradicional puesta en escena el espectáculo se
llevó los aplausos de los espectadores que se hicieron presentes


(Por Federido Gayoso) El arte estuvo siempre en constante progreso, históricamente ha pasado por distintas etapas y cada una ha dejado su huella en la historia. En los últimos años este avance progresista se encontraba en un descanso del que parecía no poder salir. En esta etapa de receso primaba la idea de que ya estaba todo inventado, idea que se afirmó ante el fracaso de las nuevas propuestas. Para romper con esta siesta apareció Imaginatio.

Con la intención de crear el verdadero octavo arte (ni la fotografía ni la historieta tienen la suficiente aprobación como para ser considerados así), Imaginatio toma algo de todas las disciplinas artísticas que la preceden. De esta manera invita al espectador a que decida dónde fijar su atención rompiendo con la estructura de que el concurrente tiene que ver lo que el artista dispone.
Su director y productor, Mariano “Mano” Moreno, explicó que la obra se basa en una teoría multidimensional de la existencia. “Desarrolla en imágenes, escena y danza la evolución desde la dimensión cero hasta la séptima, enfocándose principalmente en el salto a una conciencia de Quinta Dimensión”.
El poder de decisión que se le otorga al público acarrea la responsabilidad de no contemplar por mucho tiempo alguna de las propuestas ya que durante ese tiempo el resto de las escenas siguen reproduciéndose y la idea es que todos puedan ver un poco de todo. Es así que uno puede elegir entre deslumbrarse con la banda en vivo, sorprenderse con las acrobacias aéreas, entretenerse con la escena teatral o disfrutar de la representación audiovisual.
Esa libre elección del espectador viene acompañada de una disposición escenográfica poco convencional, partiendo desde el punto de que no hay un espacio destinado a sentarse. El público tiene la libertad de ubicarse alrededor del escenario mayor o de cualquiera de los montajes menores que hay distribuidos en la sala. Al existir tanta libertad, cuando finaliza el espectáculo empiezan a escucharse diversas opiniones y análisis de los espectadores de acuerdo con dónde fijaron su atención durante la obra.
Imaginatio es una idea vanguardista desde todo punto de vista, el ingreso al salón es a través de un pasillo en el que hay paredes que tienen vida y buscan interactuar y tocar a aquellos que pasan cerca. Además en ese recorrido se pueden apreciar cuadros del reconocido artista plástico Pablo Cristi. Durante el trayecto, desde el ingreso hasta el recinto, la música a cargo de Carolina Chrem y Trance Ancestral crea un ambiente de paz y relajación que prepara al público de la mejor manera para disfrutar del espectáculo.
Como bien dice su slogan: “Siete palabras, siete conceptos, siete dimensiones, siete mundos, vos y yo. El tiempo, al igual que la materia, es un flujo o condensación de energía. Somos el extremo visible de rayos de luz, viajeros, reflejos de una sola luz”. En Imaginatio se intenta mostrar la existencia de universos paralelos a los cuales se puede ir y volver mediante una nueva dimensión que va más allá de lo conocido hasta la actualidad.
Con más de veinte artistas en escenas, voces en off y ambientación musical, durante una hora se representan todas las dimensiones y utiliza los distintos formatos para viajar desde el universo conocido al futuro lejano y al pasado próximo. Así es como vemos a uno de los actores proveniente del futuro contar su experiencia dentro de la obra y hablando del gran éxito mientras en la pantalla podemos ver una representación de él mismo en el año 2050.
La osada propuesta fue puesta en tela de juicio ante el público y pasó la prueba con gran esmero. La audiencia se mostró encantada con la libertad de poder elegir qué hacer durante la obra y dónde centrar su punto de atención. Con los aplausos finales la música cambia y se da comienzo a la fiesta. Como bien dice Mariano Moreno, “un salto de dimensión es algo para festejar”, y no es para menos ya que ese salto representa una ruptura con lo tradicional y una nueva forma de concebir el arte.