Estafador entrerriano
desembarca en Rosario
Elige como víctimas a empleados de empresas y los tienta con
mercaderías de la aduana de Colón sobrantes de los remates
(Por Esteban Landucci y Samanta Torres Herrera) “No sé muy bien el precio, decime vos que sos el que sabe”. Todas las víctimas de Sergio Pablo Panizza D’angelo, el notorio estafador de Colón (Entre Ríos), coinciden en sus testimonios en haber escuchado esa frase. Se trata de una persona que según fuentes de la Jefatura Departamental de Colón ya tiene radicadas alrededor de 60 denuncias por defraudación (delito excarcelable), las últimas de personas de otras provincias.
El estafador varía muy poco su metodología. Busca en Internet potenciales víctimas en las páginas de sus empresas y se comunica con ellos telefónicamente. Es entonces cuando les explica que tiene un familiar (padre o hermano) que es el jefe de la Aduana Afip de Colón y que puede retirar mercadería embargada que sobró de los remates que dicha institución realiza. Además asegura que guarda recibos de las subastas para poder retirar la mercadería de Entre Ríos en forma legal, sin sobresaltos. A partir de allí, una vez que suscita el interés del supuesto comprador, puede proceder de dos formas: o bien pide un giro a través de Western Union o si todavía hay cierta desconfianza, invita al cliente a Colón para realizar la compra en persona. En el segundo caso a pocos minutos de haber conocido a Sergio Panizza D’angelo toda suspicacia habrá desaparecido.
Federico Kleier, del Grupo Fdk Srl que se especializa en la comercialización de productos náuticos en Rosario, describió: “Esta persona se presenta como ignorante para hacerle pensar a uno que puede aprovecharse de él en las negociaciones. Te invita a su hogar humilde, te presenta a la esposa, al hijo discapacitado y vos realmente creés que no sabe nada de lo que vende y que sólo le interesa la caza y la pesca”.
Kleier informó que apenas llegado a Colón Panizza D’angelo le extendió una lista de la mercadería disponible para que realizara un inventario de lo que quisiera comprar. Para Kleier es evidente que “de esta forma puede averiguar fehacientemente de cuánto dinero dispone el estafado”. A partir de ese conocimiento el estafador comienza a solicitar plata para pagarle a empleados de la aduana, para trasladar la mercancía, etc.
Dante Capeletti acompañó a Federico Kleier a Colón y reflexionó: “Como en toda estafa, el estafador juega con el beneficio que uno pretende conseguir”. En este caso el estafado se estaría beneficiando de la evasión de impuestos amparado por una persona que dice ser familiar del jefe de la Aduana. “Lo cierto es que volvimos de Entre Ríos con los bolsillos más flacos y la camioneta igual de vacía que a la ida”, grafica Capeletti.
Algo similar le sucedió a José Allegre, correntino de Empedrado. Fue tentado por Panizza D’angelo con dos motores de lancha por valor de mil ochocientos dólares cada uno. Luego de haberle enviado dos giros y no recibir la mercadería Allegre se apersonó en la casa del supuesto vendedor donde le entregó más dinero. El estafador se fue diciendo que se encontraban más tarde en la misma casa y nunca más apareció.
La huída
En la mayoría de los casos en que Panizza D’angelo atrae a los estafados hasta Colón procede de la misma forma. Una vez alcanzada una suma de dinero se retira a “trasladar la mercancía”. Les dice a sus clientes que vayan hasta la ubicación de la aduana donde estos pueden ver que los empleados de la misma cargan mercancía en camionetas Hilux color blanco. Luego llama a los estafados y les dice que se encuentren en la estación de servicio Esso de Villaguay. En este punto José Allegre se dio cuenta de que había sido estafado y retornó a la casa de Panizza D’angelo sin encontrarlo. Kleier y Capeletti llegaron al domicilio y en un diálogo con la mujer del estafador amenazaron con “prender fuego la casa” si no aparecía su marido. Fue entonces cuando este salió del interior del domicilio blandiendo una cuchilla.
Distinto es el caso del usuario de Taringa! oriundo de Buenos Aires cuyo sobrenombre en la página es c2010. “Me contactó por teléfono, me envió una lista de la mercadería por mail, le mandé lo que quería y me dijo que le girara la mitad del dinero por Western Union. Al enviarle los dígitos del giro él me pasó los números para rastrear la encomienda. Al probarlos obviamente eran falsos”, detalló c2010.
Fuentes de la Aduana de Colón que administra el señor Gustavo Mongone aclararon que no tienen en su nómina a ningún empleado de apellido Panizza D’angelo y que de ninguna forma es posible retirar la mercadería embargada sin sortear estrictos controles burocráticos.