23 agosto 2010

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LA NAFTA AUMENTÓ EN 2010
Mejor me tomo el bondi

(Por Facundo Borrego) El mercado del combustible argentino encuentra a YPF, Shell, Petrobras y Esso como los principales actores en la comercialización de las naftas y el gas oil. El mismo se rige bajo las reglas del libre mercado, por lo cual son las mismas petroleras las encargadas de fijar los precios de los productos según indique la famosa “mano invisible” del liberalismo económico, pregonada por Adam Smith hace más de 200 años. Sin embargo, al consumidor final no le interesa nada sobre algún teórico económico cuando se dirige a llenar el tanque y observa que en lo que va del año el precio de las naftas llega a las nubes con una acumulación promedio del 28 por ciento.

El año arrancó con incrementos elevados en enero, como en el caso de YPF con un 12,5 por ciento en la nafta súper, que costaba $ 3,109 y actualmente – luego de pasar por varias modificaciones en las pizarras- se posiciona por encima de los $ 4.20, con un 25 por ciento de acumulación. Los valores se movieron en abril, junio y se sumaron mínimos incrementos hasta llegar a principios de agosto. La más afectada es la nafta de mayor octanaje, la conocida comercialmente como Premium, que sumó variaciones hasta acumular más de un 30 por ciento, superando la barrera de los 5 pesos en el interior. Algunas voces del sector estiman que este concepto podría escalar a los 6 pesos por litro hacia fin de año.
No es una cuestión de simples aumentos y escaladas caprichosas, es un mecanismo más complejo que trae aparejado los precios del barril de petróleo con referencia internacional y los del mercado interno. En primer término este fenómeno se da por el aumento del petróleo en boca de pozo, dado que el valor del crudo en Argentina está desregulado y atado al precio de un petróleo de referencia. Dicho marcador es el West Texas Intermediate (WTI) de los Estados Unidos.
“Como se trata de un commodity, en general los precios de los combustibles en los países que no tienen excedentes están `preciados´ a niveles internacionales, de allí que suelen aumentar cuando sube el commodity y bajar en caso contrario”, explicó un asociado a la prestigiosa consultora Montamat, el cual prefirió reservar su nombre.
A esto se le debe agregar un factor que incide al final de la cadena. Cuando las empresas encargadas del upstream (exploración y explotación) suben el valor del barril en el mercado interno impacta directamente en los costos y en la rentabilidad de las empresas no integradas, lo cual genera una suba del precio final en el surtidor.
El CEO de Shell Argentina, Juan José Aranguren explicó en una entrevista con el medio rosarino On 24 porqué se aumenta, dejando en claro que no es un capricho sino que es necesario para la estabilidad del mercado. “Durante mucho tiempo se mantuvieron las tarifas bajas. Eso puede ser una estrategia de coyuntura para el corto plazo, pero si se mantiene durante mucho tiempo tiene un efecto negativo. Creo que ahora, en el caso del petróleo, el gobierno se dio cuenta de que se necesita una mayor flexibilización en materia de precios que obviamente al público puede no gustarle. Pero es necesario para que se reinvierta y se pueda seguir abasteciendo al mercado interno”, dijo el número uno de la empresa angloholandesa, reconocido por sus choques directos con el ex presidente Néstor Kirchner durante su mandato.
“Durante todo el año va a continuar subiendo el precio del combustible, y podría llegar a los seis pesos el litro de nafta premium”, expresó en el primer trimestre del año el presidente de la Cámara de Estaciones de Servicio y afines del Nordeste (Cesane), Faruk Jalaf. Su evaluación se va conformando al igual que la de otros expertos, ya que en algunos puntos del interior la nafta de mayor octanaje tocó los cinco pesos, como se señaló.
En relación a esto, se produce una situación particular al enfrentar a la metrópoli con el interior del país en cuanto a comercialización. Buenos Aires goza de los valores de los combustibles más bajos del país, al menos desde el norte del Río Colorado, con porcentajes que han llegado al 40 por ciento respecto al interior del país. Sin embargo esta tendencia ha ido bajando en los últimos meses, hasta posicionarse en un 15 por ciento. Los expertos fundamentan que la diferencia se debe principalmente a un tema de tarifas en los fletes, ya que Buenos Aires está geográficamente más cerca de los puertos de carga, aunque el argumento pierde consistencia cuando se advierte que localidades como Mendoza, Rosario o Córdoba cuentan con refinerías a escasos kilómetros de sus cascos urbanos.
Los damnificados directos de las constantes modificaciones de las pizarras -siempre para arriba- son los consumidores finales. En el otro extremo se encuentra el sector del GNC, que le abre los brazos a la brecha que existe entre el precio de los combustibles. Actualmente la nafta cuesta cuatro veces más que el GNC y lleva a que cada vez más conductores elijan convertir sus vehículos para aprovechar esas diferencias en los costos.
En este escenario, los integrantes de la cadena del GNC ven una oportunidad para promover la conversión vehicular. Sólo en mayo se instalaron 10 mil equipos, cuando en 2009 en el mismo mes los números eran la mitad, entre 4500 y 5000 instalaciones, según comentó el presidente de la Cámara Argentina del GNC, Fausto Maranca. Los empresarios son optimistas respecto a su evolución y ya imaginan un escenario bastante similar al del 2004, uno de los más importantes de su corto historial como combustible alternativo en el país. Además buscan erradicar el descrédito de los equipos de GNC y elevar las ventajas económicas frente a las naftas.