Colgaron 8 mil grullas
grullas en el Monumento
para pedir por la paz
(Por Celeste Martino) En 1945 más de 129 mil personas murieron o resultaron heridas como consecuencia de la primer bomba atómica que se arrojó sobre Hiroshima. Con el propósito de recordar a las víctimas, en distintos lugares del mundo se realizan homenajes con grullas para elevar los deseos de paz. En Rosario, el proyecto de “Mil grullas por la paz” lleva a cabo un acto cada 6 de agosto en el que se exhiben miles de pliegues elaborados por organizaciones y manos anónimas provenientes de diversas provincias.
El armado de grullas es un trabajo que se realiza durante todo el año en los talleres de Origami, bajo la coordinación de la profesora Meri Affranchino. Los voluntarios obran en escuelas y en instituciones donde se los invita para enseñar la técnica y su significado. El proyecto surgió en 1999 y en la actualidad se nuclea en la Asociación C.H.I.C.O.S de Rosario donde concurren niños y adolescentes que viven en la calle o se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Este año se realizó la acción número 12 de las “Mil grullas por la paz” que en cada edición va sumando nuevos adherentes a la propuesta. “No es tanta la gente que concurre como la gente que participa haciendo grullas”, reconoció Affranchino. Debido a que el homenaje se realiza de mañana, muchas personas no pueden concurrir, sin embargo mandan sus grullas los días previos. Además hay muchos envíos por correo que llegan no sólo de distintas provincias argentinas, sino también de países vecinos. En la movida participan organizaciones no gubernamentales, escuelas y personas particulares.
Respecto a la cifra que se obtuvo en total, la coordinadora del proyecto destacó que este año “hubo sumadas entre 78 mil y 80 mil grullas”. Estos trabajos fueron exhibidos en el Monumento a la Bandera en un emotivo acto que se desarrolló el viernes 6 a las 11. En el homenaje se hicieron presentes centenar de chicos provenientes de varias escuelas, acompañados tanto por sus maestros como por sus padres. Además fue presenciado por un grupo de jóvenes con discapacidades auditivas y miembros de la Agrupación C.H.I.C.O.S.
Según subrayó Affranchino, el objetivo de “Mil grullas por la paz” es sensibilizar y hacer conscientes a las personas de que con cada uno de sus actos cotidianos puede elegir construir la paz. “Creo que cada uno de nosotros lleva las marcas de lo vivido y que los chicos hoy se llevan esta marca”, reflexionó la representante del taller Origami. Según una leyenda japonesa, si una persona llega a plegar mil grullas puede pedir un deseo que se le cumplirá. Debido a eso surgió el proyecto que pretende, mediante este trabajo, unir a las personas en la búsqueda de un fin común: la paz.
Al igual que en los últimos años, Rosario eligió el Monumento a la Bandera para conmemorar a las víctimas de la tragedia japonesa. Esta asociación comenzó su labor desde las 8 colgando las grullas recolectadas. Cerca de las 11 comenzaron a llegar cientos de niños de distintas escuelas junto a sus padres. Los chicos se tomaron fotos, repartieron folletos de concientización sobre la importancia de la paz a los presentes y aguardaron ansiosos el momento de pedir un deseo, tal como indica la tradición.
Cerca de las 11.30, disminuyó el volumen de la música japonesa y se decidió comenzar con el acto a pesar de la ausencia de las autoridades municipales. Meri Affranchino realizó los agradecimientos correspondientes a quienes plegaron las grullas como cada año, a los que lo hicieron de manera anónima y a la Asociación C.H.I.C.O.S que trabajó por el proyecto en distintas instituciones.
Luego tuvo la palabra Amilcar Tamburri, presidente de la Asociación C.H.I.C.O.S, quien destacó que hubo un mayor número de presentes que en años anteriores. “Esta convocatoria la hacemos para exaltar nuestra ración de paz en el mundo”, declaró. Además, explicó que no se trata de una paz que sólo comprenda la eliminación de armas o la ausencia de guerras. Se trata de una paz que integre a los niños, donde no haya discriminación ni chicos pobres o en riesgo. A su vez pidió porque todos tengan los derechos que les corresponden a los seres humanos y por la existencia de una paz que contemple la identidad de cada desaparecido. Finalmente cerró su discurso asegurando que “todos los niños presentes son un síntoma de que el futuro va a ser de paz”.
Continuó con su discurso la profesora del taller de Origami, agradeciendo a los voluntarios de Telecom que se sumaron en el armado del escenario. También hizo un reconocimiento a la Municipalidad, a Andrea Travaglini de la Secretaría de Promoción Social, a la Secretaría de Cultura que se encargó de difundir el proyecto en los medios y a todas las demás secretarías que colaboraron con su aporte.
El acto se consumó bajo un sol radiante. Meri Affranchino se ubicó en el centro de todos los presentes e invitó a miembros de la Asociación C.H.I.C.O.S a acercarse en representación del público. Juntos soltaron una grulla de gran tamaño atada a globos celestes y blancos con helio. En el momento que la dejaron volar, los espectadores pidieron su deseo mientras que con cálidos aplausos observaban como planeaba en el cielo.