Talleres para debatir
y escribir literatura
Se trata de espacios abiertos para interesados en la materia.
Leer textos, comentarlos y socializar producciones propias
(Por Dana Leiva) Acostumbrados a la vorágine diaria, los horarios y la rutina, poco espacio queda a veces para sentarse a disfrutar de lectura placentera. Sumado a ello, la tecnología y las nuevas formas de comunicación 2.0 obligan a relegar la lectura en papel para dar paso a otros modos de ocupar el tiempo libre.
Sin embargo, existen espacios en la ciudad donde aún se puede gozar de lecturas compartidas y debates acerca de la literatura. Se trata de talleres de lecto-escritura que apelan a la reflexión, la escucha y la escritura creativa, con el beneficio último de cultivar frutos respecto a la literatura y a la cultura en general.
Cecilia Muñoz, docente de literatura y coordinadora de un taller literario que dicta en su casa de Pasaje Ascot al 600 bis, en barrio Fisherton, comentó que estos espacios “consisten en la realización de lecturas coordinadas”. Se propone un autor o temática, se leen textos seleccionados para tal fin, luego se realizan comentarios o se debate acerca de lo expuesto y, como actividad de cierre, se proponen ejercicios de escritura que sirvan como disparadores de ideas y textos literarios.
El viejo hábito de tener un libro entre manos parece entonces no haber desaparecido para muchos, especialmente para la población adulta que, de hecho, continúa siendo fiel a esta sana costumbre. Patricia Rubino, empleada de 46 años, compartió su experiencia como integrante en este tipo de talleres. Asiste hace varios años al grupo que coordina la escritora rosarina Alma Maritano en su casa de Santiago al 1000. Comentó que se aprende mucho en estos espacios y que, de los textos que se comparten, interesa más percibir el qué del contenido que el cómo de lo que se comunica.
Al tratarse de talleres para personas que están adentradas e interiorizadas en la materia, puede surgir cierta inhibición en los concurrentes al momento de escribir y socializar sus producciones. “Percibo que, en ocasiones, hay gente que se incorpora y al poco tiempo abandona porque sienten algún grado de desmoralización porque tienen poca lectura en su haber y les cuesta seguir el hilo de la crítica cuando se hace referencia a autores o estilos”, manifestó Rubino. Siguiendo esta línea, Muñoz remarcó que a algunos alumnos les resulta más engorroso que a otros el hecho de escribir bajo una consigna y, sobre todo, leer sus textos al grupo. Por este motivo, la docente explicó que se intenta generar un ambiente cálido y de confianza para superar estos pequeños obstáculos.
Los beneficios que fácilmente otorga un libro o un texto en papel, lejos están de extinguirse. Por el contrario, se apuesta cada vez más a diversas propuestas de actividades culturales que revitalizan la importancia de adentrarse al mundo de las letras.
Hay cuestiones y pequeños hábitos que no se suplantan jamás, ni con la tecnología más avanzada y aggiornada. Es que esa compañía tan grata encerrada entre dos tapas es incapaz de substituirse, ya que tiene la hábil aptitud de cooperar para olvidarnos, por lo menos por un instante, de los problemas cotidianos. Si bien los flujos de Internet y la lectura fugaz frente a una pantalla continúan en alza, lo cierto es que, para el lector de raza, sigue siendo predilecto el papel, el color, el olor y la textura de un buen libro.