El folklore como forma
de expresión autóctona
Bailarlo, cantarlo o escribirlo son maneras de mantener las
raíces. Un símbolo que intenta seguir más vivo que nunca
(Por Dana Leiva) Desde el siglo XX el proceso de globalización acarrea múltiples modificaciones políticas, sociales, económicas y culturales al interior de la vida de todos los países. Por supuesto, la música y el baile no quedan exentos ante estas alteraciones que no perciben fronteras claras y, como consecuencia, lo nacional muchas veces queda subsumido ante las modas extranjeras que imponen otros modos de decir y de ser. Desdibujada así la cultura netamente propia de la Argentina, asimismo siguen existiendo espacios locales que intentan reavivar las raíces y recordar quiénes somos y de dónde venimos.
La palabra folklore deriva de una conjunción de palabras anglosajonas: folk (gente, raza, pueblo, tribu, nación) y lore (erudición, saber, enseñar, lo que el pueblo sabe). El folklore, entonces, cuenta acerca del conocimiento de la tradición nacional y se expresa en la literatura, la música y el baile.
Simbólico y nacional
Quien tiene la fortuna de incorporar el folklore a su vida, sabe que se trata de un algo más que bailar o cantar. Es un símbolo amalgama de emblemas nacionales que se reeditan a través de la escritura, la música o la danza.
Ernestina Benedetti, docente de nivel inicial y bailarina de folklore, manifestó: “Siento mucha alegría al bailar, libertad y conexión con lo mío, lo nuestro, la tierra. El folklore refleja modos de vida, paisajes, entornos de cada región de la geografía argentina”. Benedetti comentó además que el folklore tiene la capacidad de homogeneizar las generaciones. “Podés estar con gente de tu edad, más chicos y más grandes, gente en pareja, sola, casada o separada y nunca vas a sentirte incómodo porque el folklore tiene el objetivo de disfrutar y divertirse”, expresó.
En el mismo sentido, Valeria Belotti, también maestra y amante de la danza autóctona, opinó que el folklore re-significa a los argentinos, los une, los sostiene y los hermana. Agregó, además: “La música y las letras me tocan el alma como pocos ritmos. Es inexplicable lo que se siente al bailar, supongo que puede ser comparable con lo que experimenta un hincha de fútbol alentando a su cuadro favorito”.
No se ama lo que no se conoce
Karina Seisas, profesora de danzas folkloricas, comentó acerca de su experiencia como docente y expresó: “Más allá de no poseer todos los conocimientos suficientes tengo unos pocos que sirven para que la gente se distraiga de la rutina diaria, salga de lo normal para mover el cuerpo de manera distinta”. Seisas, una joven de 22 años que recibió como legado familiar el amor hacia el género, hoy apuesta a difundirlo a través de clases gratuitas que ofrece cada sábado de 14 a 16 en la biblioteca popular Gastón Gori, ubicada en Juan José Paso 7990, barrio Fisherton. Aclaró que se trata de un grupo heterogéneo compuesto por alumnos de todas las edades y de ambos sexos. “No abordamos temas teóricos ni palabras específicas, pero el sólo hecho de que la gente vaya y baile un gato, una chacarera, que se divierta, que transpire de bailar, que fije la mente en otra cosa, eso es lo que más me llena de enseñar”, manifestó.
Seisas sostuvo además que la aceptación pasa por las posibilidades de difusión que se brindan. “Todos los fines de semana hay alguna peña, pero sólo se difunde entre quienes nos gusta”, y agregó: “De todas maneras, lo bueno es que últimamente se está enseñando a bailar en distintos lugares de la ciudad, y eso ayuda a empaparse más del tema”.
Benedetti comentó que trata de trasladar el folklore a todos los lugares a donde va. “Hasta en la pileta le pido a la profe que ponga música autóctona”, reconoció. Aún así, existe todavía mayor necesidad de difusión y enseñanza, puesto que este símbolo nacional no es el baile ni la música predilecta de las mayorías. “Falta mucho a nivel autoridades. En las escuelas, si a la profe de música le gusta el folklore, lo enseña, sino da lo que le parece”, criticó Benedetti. “Desde lo ministerial no se lo da a conocer como obligatorio del saber y de la historia, como Belgrano y San Martín y eso no ayuda a que se conozca mejor y se ame el folklore”, añadió. Y concluyó: “Si bien en estos momentos se está teniendo más auge entre los jóvenes y los niños, los adultos tenemos que estar más convencidos para poder transmitirlo”.
Folklore en Rosario
Si usted está interesado en aprender a bailar esta música tan nacional como divertida, no dude en tomar clases en alguno de los sitios que ofrece la ciudad. Precios económicos, ambiente cálido y ameno.
Asociación vecinal Barrio Alvear. Castellanos 3665. Teléfono: 432-8238
Bon Scout Artebar. Richieri 131.
Biblioteca popular Gastón Gori. Juan José Paso 7990.
Centro cultural El Espiral. Ituzaingo 1719. Teléfono: 482-5283.
Club El Pino. Avenida Francia y Galvez. Teléfono: 155-083225.
Instituto de la tradición Martín Fierro. Laprida 1419.