29 agosto 2011

Trabajar para romper el estereotipo

Por un juego libre y
espontáneo sin violencia
Se suele usar estereotipos que ubican a la mujer
en relación de desigualdad con los varones o como objeto sexual

(Por Jessica Salvat) Desde el nacimiento, los colores parecen ser de suma importancia al momento de identificar el sexo de un bebé, siendo el tono amarillo el más apropiado. Seguido a esto, los juguetes que contribuyen al desarrollo integral del niño en todas las áreas de la personalidad intelectual, física, social y afectiva, son un excelente recurso para iniciar y consolidar aprendizajes. Sin embargo, algunas de las imágenes más clásicas de los juegos infantiles esconden también ciertos estereotipos que necesitan analizarse en relación a “los juguetes y el sexismo”.

Los juguetes son herramientas importantes en la vida de un niño y es de suma importancia que a través de la diversión se potencie la integración y la tolerancia entre los chicos, alejándolos de etiquetas que limiten su creatividad. Por lo que deriva el término “juguetes no sexistas”, a los que no se refieren los denominados neutros como por ejemplo rompecabezas, juguetes para armar, sino a que todas las niñas y niños puedan entretenerse y aprender con el mismo juguete sin que exista discriminación.
Las nenas rosa y los nenes azul
“La consideración no sexista está relacionada a un concepto que se trabaja desde las organizaciones de mujeres”, destacó la coordinadora general de Las Juanas, Gabriela Sosa, desde la organización civil que vela por el derecho a la mujer en sus propias decisiones. También amplió que el sexismo son los elementos que diferencian por el sólo hecho de ser mujeres. Por lo tanto, el término tiene que ver con romper esas consideraciones, y de generar herramientas que puedan trabajarse para generar una nueva noción más igualitaria. Ya que se suele usar estereotipos que ubican a la mujer en relación de desigualdad con los varones o como objeto sexual.
Juegos de cocina, muñecas bonitas, el tono rosa en todos los ángulos de cada góndola de la juguetería para delimitar que esa sección es exclusiva para las niñas, en donde abundan bebés, casas, conjuntos de bellezas, peluches. Los juguetes están predeterminados y puede afectar a los chicos porque hay una cantidad de factores que atesora lo cultural, social y económico que forma la identidad de varones y mujeres a los cuales se le asignan roles marcando estereotipos que ubican a la mujer y al hombre en un catálogo por ejemplo, en el primer caso de cuidadoras, cocineras, amas de casa, sex symbol. En el caso del hombre, se asocia a los juguetes bélicos, autos, pelotas, muñecos que muestran fortaleza y transmiten valores que no apuntan a una sociedad igualitaria, sino por el contrario, conllevan a la discriminación en todas sus aristas que será difícil corromper. “Ese juego lleva consigo un estándar que posiciona a la mujer y al hombre en ese lugar y las consecuencias que tiene que un niño se recree de manera predeterminada, los sitúa en la sociedad en el transcurso de su vida”, acentuó Sosa.
El estigma de jugar
Si un padre ve a su hijo varón jugando con muñecas el espanto es mucho más complejo que un simple miedo a que un niño tenga un rol no esperado, porque se entremezclan las situaciones de que un niño pueda ser homosexual o una niña lesbiana. “Hay temores que van más allá”, argumentó la coordinadora de Las Juanas Gabriela Sosa.
Sin embargo, desde el Área de la Mujer de la Municipalidad se puso en marcha la campaña a favor del juego no sexista y no violento para evitar estereotipos y promover valores de solidaridad, cooperación e igualdad.
“Sería tratar de modificar un hábito sentado sobre un modelo cultural que nos ubica en desigualdad en relación a los varones”, destacó la coordinadora del Área de la Mujer Silvina Santana. Del mismo modo, aseguró que se empezó a trabajar en mayo en los recreos en donde se integraban juegos, “los niños no tenían ningún problema en jugar con muñecas, ni las niñas con juegos a la que no estaban acostumbradas”.
En contraposición, Sosa mencionó la carencia de campañas y la falta de conciencia fundamentalmente desde el Estado. “Faltan inversiones y propuestas concretas, así como se ponen para otras campañas publicitarias”, finalizó.
La realidad es que en un principio la selección de juguetes no la hacen los niños ya que a temprana edad reciben lo que se le ofrece, que varían en cosas para que puedan ampliar su desarrollo, pero que ya previamente está designado por un mercado y por un concepto que la sociedad no ha borrado y luego a través de las publicidades, programas infantiles y situaciones cotidianas, el niño va eligiendo y se hace aún más efectiva esa segmentación entre niña y niño. Y no hay alternativa para la criatura.