29 agosto 2011

Recordaron al gran Negro

Homenaje a Fontanarrosa
en la primera edición
de Fila Rosario

(Por Rosalía Werner) Una vez más el teatro El Círculo, se vistió de fiesta y en esta ocasión lo hizo para homenajear a un personaje histórico de la ciudad, al humorista gráfico y escritor Roberto Fontanarrosa. Una velada que trajo a la memoria recuerdos inolvidables de aquellos que conocían bien al “Negro”; el escenario del teatro recibió a cinco importantes personalidades que lo homenajearon de la mejor manera: Juan Sasturain, Daniel Samper Pizano, Daniel Rabinovich, Daniel Divinsky y Miguel Rep.

Durante la importante apertura del primer Festival Internacional de las Artes Rosario 2011, que contó también con las palabras del intendente de la ciudad Miguel Lifschitz, la presidenta de la Fundación Puerto de las Artes, Gabriela Mahy, expresó su agradecimiento a todos los concurrentes y a todos lo que hicieron posible “este sueño”. Después de esa gran apertura irrumpió en el escenario “Roberto”, un personaje vestido de mozo que entre aplausos y risas presentó a los amigos del “Negro” Fontanarrosa, que con gusto subieron a las tablas y cada uno tomó su lugar en la mesa simulando estar en esas típicas charlas de café en el famoso bar El Cairo. Luego de que cada uno pidió su café, comenzó una atrapante charla de amigos. Aunque en esta ocasión el invitado principal estuvo en la memoria (y los delirios) de sus amigos.
Desde Colombia, Daniel Samper Pizano fue uno de los primeros en tomar la palabra y dijo: “El tema de conversación hoy va a ser el Negro, el Negro como escritor, el Negro como dibujante, y por sobre todo el Negro como negro”. De esta manera dio comienzo el homenaje; entre todas las virtudes de Roberto, su colega colombiano destacó su capacidad como expositor. Haciendo alusión a que Fontanarrosa dejó escrito un evangelio del cual como amigos han aprendido y usado como estandartes en sus carreras, y que ese evangelio se resume en cinco palabras, Samper llamó al mozo para que le acercara este principio. Luego de hacerse esperar, el mozo apareció en el escenario un cartel que decía: “Puto el que lea esto”. El público irrupió con aplausos y el cartel fue colocado frente a la mesa quedando allí como un banderín.
Charlas van charlas vienen los amigos se entretienen. En este caso el diálogo fue tan fluido que no hubo tiempo para distraerse, ya que todo lo que contaban estos personajes lograba tener a Roberto muy presente. “Venir a hablar del Negro en Rosario es recordarle al rosarino uno de los más grandes, y yo tuve el privilegio de ser testigo de muchas cosas vividas junto al Negro, su espontaneidad y su particular humor que no dejó nunca de brillar”, expresó Daniel Divinsky que fue editor de Fontanarrosa por muchos años. Entre todo lo que manifestó, también tuvo la gentileza de revivir una experiencia que hizo reír a todo el auditorio: “En una ocasión me encontraba dando una charla con el Negro, en Colombia, cuando una mujer del público le dice 'oye negro hazme un niño'. El, sorprendido por los dichos de esta dama, le dice 'pues nunca me salieron los dibujos de niño', a lo que ella le responde '¡oye pues házmelo de verdad!'”. Esto habla un poco de todos los atractivos que tenía Roberto, no sólo a la hora de escribir o dibujar, sino al momento de seducir.
Mientras el homenaje continuaba la gente se encontraba realmente atrapada por todo lo que los colegas, amigos y cómplices de Fontanarrosa expresaban en la escena. Así llegó el turno de Daniel Rabinovich, uno de los integrante de Les Luthiers, con voz calma y mirando a todos los integrantes de la mesa comentó: “El fue nuestro único colaborador creativo, fracasamos en algunos intentos, pero siempre colaboró arduamente con nuestro equipo. El siempre optaba por quedarse en Rosario y por ahí eso limitaba que realizáramos giras, porque él siempre quería estar en su Rosario”. En ese momento, de manera espontánea interrumpió Juan Sasturain, que reafirmó lo que dijo Rabinovich.
Uno de los momentos reflexivos fue cuando el propio Sasturain habló de lo que significaba la palabra amigo para Roberto. “Para él un amigo era aquel que compartía códigos, no eso de 'te cuento algo no lo cuentes', sino aquellos que no precisabas explicarles las cosas y te entendía, y eso hizo que me sintiera amigo de él”.
Uno de los momentos más emotivos del homenaje fue cuando en la pantalla ubicada en el centro del escenario se comenzó a trasmitir vida y obra del maestro Roberto Fontanarrosa. Allí se pudieron observar algunos momentos que vivió con el público y un mano a mano con Daniel Samper. Sin lugar a dudas ver la cara del Negro disfrutando de un partido de su Central querido, como estar con sus amigos en una ronda de café, fue lo más celebrado por la gente.
El dibujante Miguel Rep, que actualmente trabaja en Página/12, también recordó al Negro. “El era excelente dibujando, él se destacaba en todo lo que hacía, en cuanto a literatura podía escribir y dibujar sobre cualquier antología que se le ocurriere, eso explica por qué por mucho tiempo no entró la fotografía a la literatura argentina. El hacer reír llevó al Negro a ser tan reconocido y recordado en este tiempo”, destacó Rep.
Fontanarrosa dejó un legado que no se podrá borrar aunque pasen muchos años, porque logró dejar una marca registrada en todo lo que realizó y cada persona que estuvo en el lugar lo transmitió. Estos cinco amigos y colegas se despidieron de pie enfrente de una imagen gigante de su queridísimo Roberto Fontanarrosa, y de esa manera se dio por finalizado este homenaje que toda la concurrencia premió con sus interminables aplausos.