16 mayo 2011

Un día en los piquetes

Los mejores, los únicos
los métodos piqueteros
Los reclamos en las calles son un fenómeno relativamente nuevo
en nuestro país y la sociedad nunca termina de aceptarlos

(Por Martín Stoianovich) Desde mediados de la década del noventa, bajo el mandato presidencial de Carlos Menem, en Argentina se fueron gestando los primeros movimientos piqueteros. La situación social y económica de los sectores marginados del país se venía abajo, y los grupos de desocupados y víctimas de las crisis no encontraron mejor herramienta de reclamo que el piquete.

En un principio este tipo de manifestación era característica en personas que habían perdido su trabajo. Con el correr del tiempo, se fueron sumando amas de casa y jóvenes que jamás habían trabajado, pero reclamaban el derecho a poder hacerlo y a una mejor calidad de vida. Ya comenzado el siglo XXI, esta herramienta se esparció por todo el territorio argentino, y junto a esto se veían las represiones de los cuerpos policiales que intentaban detenerlo. La clase social baja, totalmente marginada, encontró hace algunos años el método para reivindicar sus derechos, pero aún así no se encontró la solución para poder ejercerlos.
Pasan los gobiernos y los reclamos continúan. Sucede que hay millones de habitantes en todo el país, y no alcanzan los mandatos para solucionar ni siquiera una pequeña parte de estos problemas, o no se trabaja lo suficiente. Corre el año 2011 y los métodos piqueteros siguen siendo los mejores, los únicos. El martes 10, en varios puntos del país, la clase menos favorecida volvió a manifestarse de la mano de agrupaciones sociales que se vinculan con la temática. Rosario también fue partícipe de esta jornada nacional de “lucha por trabajo y dignidad”, y la ciudad por momentos se volvió difícil de transitar. Unas doscientas personas se concentraron en Plaza Sarmiento a partir de las nueve de la mañana. Al frente de la manifestación estaban la Federación de Organizaciones de Base (FOB), el Frente Popular Darío Santillán, y el Movimiento Itatí en Lucha (MIL).
Pedro Salinas, del Frente Popular Darío Santillán, prestó declaraciones y afirmó: “Somos organizaciones que venimos organizando labores de desarrollo cooperativo y en ese sentido exigimos que el Estado se haga cargo y apoye la iniciativa de los movimientos sociales que luchan contra la desocupación”. También explicó que de antemano se envió un comunicado para dar a conocer el camino de la marcha, y los lugares que iban a estar cortando, para evitar problemas. Por su parte, Joana, encargada de prensa de la FOB, comentó que también se iba a reclamar por las tantas cosas que el gobierno promete y nunca cumple. Pero no sólo protestaron por cuestiones laborales, sino que también pedían por mejoras en la salud entre otras cosas. “Estamos laburando sobre el Hantavirus y la Leptorspirósis, y no tenemos botas ni guantes”, declaró la joven haciendo público el pedido de mejores herramientas al Estado. Así, los movimientos piqueteros se manifestaron por toda la ciudad, cortando los principales accesos y puntos turísticos de la ciudad, tal como el Monumento a la Bandera.
Pero si se trata de esta temática, no se puede dejar de analizar una cuestión sumamente importante, que es la reacción del resto de la sociedad. Quién no siente la necesidad de reclamar por un trabajo digno, muestra sin ningún pudor su enojo y a veces llega a ser muy ofensivo. Cuando hay piquete, hay congestión en el tránsito y, como consecuencia, se escuchan insultos de todo tipo. Sin mirar más allá de sus narices, y pensar en por qué existen los piquetes, aquella persona ajena a la situación saca a relucir su rincón discriminador y un tanto fascista. Desde decir que son “vagos”, hasta pedir la muerte como principal solución. Más aumentan estos tipos de declaraciones cuando vienen de boca de famosos y referentes de parte de la sociedad. A Susana Giménez no le bastó con pedir pena de muerte por la inseguridad hace algunos años, y hace pocos días volvió a criticar al país diciendo que en esta situación no se puede vivir.
En Rosario sucedió lo esperado. Las personas que circulaban por las zonas donde se realizaban los reclamos se lo tomaron a mal, y ellos mismos ayudaron a incrementar el “caos en el tránsito”. Insultos entre peatones y conductores, bocinas y gritos, condimentaron a una mañana paralizada por los piquetes. Cerca de las 14, los manifestantes se retiraron de sus puntos de reclamo y todo volvió a la normalidad. Otra vez quienes reclamaron por sus derechos fueron protagonistas de una agitada jornada. Seguramente la situación de estas personas seguirá igual o peor, y en cualquier momento las calles volverán a ser pobladas de pancartas, tambores y gomas quemadas. Como desde hace quince años, quienes encuentran en la protesta el modo para mejorar sus condiciones de vida, lo van a seguir haciendo. Mientras tanto, la impaciente sociedad argentina seguirá enfureciéndose y mirando la situación desde otro lado.