14 junio 2010

Plástica

La escultura rosarina
cautiva al exterior y
tiene nombre propio

(Por Yanin Gulam) Rosario siempre fue reconocida por la cantidad de artistas talentosos que nacieron en ella. Aunque sólo algunos tienen la suerte de alcanzar la fama, todos comparten el amor por el arte en cualquiera de sus formas, que les permite expresar lo más profundo de su ser. Fabián Rucco es una de las tantas perlas que embellecen la ciudad, y con sólo 36 años ya logró un amplio reconocimiento que traspasa las fronteras del país. Este escultor es licenciado en Bellas Artes en la Universidad Nacional de Rosario. Desde 1997 se dedica a la talla sobre madera y es ganador de premios nacionales e internacionales. Sus obras fueron llevadas a lugares como Chile, Perú, Uruguay, España, Lituania, Dinamarca y Francia, entre otros. En una entrevista exclusiva afirma que el país no le da el reconocimiento que se merece, pero que, aún así, vivir del arte es posible.

- ¿Cuál es su metodología a la hora de empezar una escultura?
- Mi técnica es la talla en madera. Primero generalmente se imagina la idea y se lo dibuja en un boceto, pero si es muy complejo se hace una maqueta para después pasar a la pieza grande. Yo no hago maquetas casi nunca, me baso en el dibujo. También a veces encuentro troncos que son rebuscados y grandes y empiezo por ahí, adaptándome a la figura. A pesar de eso, no es aconsejable porque lo que a mí me gusta hacer es expresar con la escultura, entonces casi siempre prefiero que el material se adapte a mi idea inicial, y no al revés.
- En un principio realizaba trabajos de cerámica y pintura. ¿Por qué se decidió finalmente por la escultura?
- Me sentí más cómodo con la tridimensión. Me di cuenta que prefería más el relieve y el trabajo que requiere la escultura que cualquier otra rama del arte. El esfuerzo físico es mucho mayor al de pintar un cuadro y eso también me gusta. Creo que es una rama más completa que la pintura. Quizás no sea muy objetivo, porque es una pasión que yo tengo por la escultura.
- Sus obras hablan por sí solas de la esencia humana, la soledad y desolación de las personas. ¿Considera que su arte es netamente expresionista?
- Mi obra es un expresionismo figurativo por sobre todas las cosas. Empecé queriendo ser casi realista, y lo logré en algunas esculturas que incluso fueron premiadas a nivel nacional, pero me gusta más el expresionismo. Para el realismo sólo basta la fotografía, y además la corriente que yo elegí llega más a la gente.
- ¿Cuál considera que fue el mayor logro en su carrera?
- La mayor satisfacción fue haber sido seleccionado para hacer esculturas en Galicia y en Lituania. Eso fue para mí más meritorio que cualquier otro premio nacional que gané, porque me pagaron bien y entre todos los artistas del país yo fui seleccionado para representar a la Argentina. Además, era algo internacional donde había escultores reconocidos de todo el mundo.
- ¿Siente que en el país se le da el reconocimiento que merece?
- No, para nada. Pero se sabe de antemano que la elección de la carrera viene con eso incluido así que es un riesgo que hay que correr. Tampoco necesito que me anden aplaudiendo cuando camino por la calle, así que tampoco es algo que me preocupe mucho.
- Actualmente se está iniciando como profesor enseñando en su taller y en la Facultad de Bellas Artes. ¿Cómo se siente con esa tarea?
- En realidad lo tomé al principio como un ingreso de dinero extra y porque muchos me preguntaban por Internet si daba clases, así que empecé con el taller. Después me di cuenta que además me gusta. La verdad es que la paso bien, pero no deja de molestarme el hecho de que me quita tiempo para proyectos personales. A veces estoy todo el sábado dando clases y después pienso que podría haber aprovechado el día para hacer más obras.
- ¿Tiene algún proyecto específico para el futuro?
- No tengo nada en concreto. Pienso seguir trabajando en esto toda la vida porque no me alcanzan las horas para hacer la cantidad de dibujos, bocetos y obras que tengo en mente. Tengo muchos proyectos que quiero realizar y todos los días se me ocurren diez más. Al artista no le alcanza la vida para concretar todo lo que sueña.
- ¿Cree que se puede vivir del arte?
- Sí se puede, pero yo lo tengo que matizar con algo más que no me ocupa tanto tiempo. Trabajo en un local, que es una empresa de la familia, y también con la docencia. No creo que se pueda aspirar con el arte a una vida lujuriosa, pero sí plena, lo cual es mucho más importante. Tengo cantidades de amigos que viven sólo de la escultura y a pesar de que llegan a fin de mes con lo justo, te puedo asegurar que están siempre con una sonrisa en la cara. El arte te genera una liberación total de todos los problemas y eso es más importante que cualquier cosa material. Dedicarse al arte a pleno es pensar en una vida más espiritual, y eso es lo bueno.
- ¿Siempre lo pensó así o cambió de idea cuando llegó el éxito?
- Sí, siempre pensé que se puede vivir del arte. Lo que pasa es que cuando estaba estudiando también trabajaba, y sólo hacía los trabajos que me pedían para entregar porque no tenía tiempo de nada más. No sabía bien lo que quería. Después con el tiempo comencé a hacer más y más obras, por el sólo hecho de producir, y así nació mi pasión por el arte. Empecé a obtener algunos premios y me di cuenta de que había una salida, de que podía ganarme unas monedas haciendo lo que me gusta. Ahora cada vez cotizo mejor mis obras, tengo mejor currículum y más gente quiere aprender conmigo. Igual la docencia no es el ideal de mi vida, yo no voy a ser docente, lo tengo como algo secundario. Lo primero es mi carrera. Lamentablemente la sociedad de hoy requiere tener dinero para todo, pero en mi vida lo esencial es el arte, por sobre todas las cosas.