07 junio 2010

Investigación

Maciel: sólo cinco de
cada cien motociclistas
usan casco obligatorio

(Por Juan Diego Huerga y Jésica Miño) La Comuna de Maciel creó, en 2006, su propio juzgado de faltas. Un hecho muy novedoso para los demás pueblos de la zona que aún carecen de un organismo de este tipo. Posee autoridades y un código reglamentario decretado por ordenanza pero, paradójicamente, hay situaciones concretas en las que no se aplica, violando así la ley. El uso obligatorio de casco por parte de los motociclistas es todavía una deuda que los mandatarios locales no pueden saldar.

La situación en Maciel se agrava con el crecimiento del parque automotor, principalmente de motos. Esto conlleva a que, con un solo inspector de tránsito disponible, sea imposible controlar las faltas cometidas por los conductores. La titular del juzgado, Carina Frattini confirmó esto y aseguró: “El gran problema es que los mayores no toman conciencia y les compran motos a sus hijos aún siendo menores”.
Según la ordenanza 041/2006, que el gobierno comunal de Jorge Marucco aprobó cuatro años atrás, en cuestiones de tránsito, es aplicable la Ley Nacional 24.449 sancionada en diciembre de 1994 por el Congreso de la Nación. Esta normativa establece en su artículo 40: “Tratándose de motocicletas sus ocupantes deben llevar puestos cascos normalizados”.
Sin embargo, desde la creación del juzgado macielense hasta la fecha, no se ha penado con multa a ningún conductor por incurrir en este tipo de falta. Se han realizado operativos donde se secuestraron gran cantidad de motos pero por otros motivos, ajenos a la seguridad del conductor, como por ejemplo, falta de documentación del vehículo.
Las estadísticas dicen que sólo un cinco por ciento de los motociclistas que circulan por Maciel usan el casco. Esta cifra es más alarmante aún si se tiene en cuenta que el 75 por ciento de los accidentes de tránsito en el pueblo están protagonizados por motos.
Desde el hospital local aseguraron que es “muy frecuente” la atención de heridos con golpes en la cabeza a causa de embistes y caídas de motociclistas. Por otro lado, el único local comercial de Maciel donde se ofrecen cascos, sólo vende tres unidades al mes y esto “en el mejor de los casos”, según explicó un empleado.
“Desde mi punto de vista, la persona que no se pone el casco es porque no le interesa su vida, depende de cada uno”, declaró Marucco haciendo caso omiso a la reglamentación y agregó: “Una persona sin casco no mata a nadie. Hay cosas más graves”. Luego el presidente comunal reformuló la respuesta: “Sé que las disposiciones de tránsito dicen que es obligatorio usar casco, pero no es tan fácil controlarlo”.
Según Frattini, desde el juzgado macielense, se opta por la educación vial en el tema seguridad. “Por ahora sólo se informa a la persona que no usa casco. Va a llegar un momento que vamos a decir: basta de hablar, comencemos a implementar”, continuó la abogada.
Además de lo expresado en la Ley Nacional de Tránsito, en el artículo 79 del Código de Faltas local, titulado “Faltas reglamentarias en las condiciones del vehículo”, está tipificada la pena para aquellas personas que no utilicen cascos al conducir una moto. Dicho fragmento dice: “Será reprimido con una multa de 30 unidades faltas (UF) a 500 UF y/o remisión del vehículo al corralón comunal, cuando el mismo no reúna las condiciones de seguridad exigidas por las normas vigentes”. Cada UF tiene un valor de tres pesos.
Cabe destacar que la Comuna de Maciel, durante 2008, vendió cascos a costos económicos como parte de esta acción “educadora” a la que se refirió la jueza. “Los padres le compran motos a los chicos, pero no les compran cascos”, sostuvo por su parte Marucco.
Otra de las cuestiones a las que apunta Frattini tiene que ver con los pocos años de existencia y desarrollo del juzgado de faltas en Maciel. “Estamos apadrinados por el de Totoras, que tiene 15 años, nosotros apenas tenemos cuatro”, comentó la jueza. Lo cierto es que en esa ciudad, el 75 por ciento de los motociclistas utilizan el casco y los agentes de tránsito son cuatro. La abogada añadió: “Ellos son experimentados, los inspectores están acostumbrados y la gente concientizada. Acá vamos de a poco, es la única manera”.
“Para poder ocuparse del tema cascos la comuna tiene que tener cinco inspectores en la calle y no los puede tener por falta de presupuesto”, reveló Marucco. Frattini también habló del mismo problema: “Tenemos un solo agente, en bicicleta, para un pueblo de casi ocho mil habitantes. No da abasto y el presupuesto sinceramente no da para más”.
Estas afirmaciones se tornan dudosas cuando, en el balance del presente año que emite y difunde el gobierno local, el saldo total a la fecha es de 626.389,36 pesos. En base a estos números podemos deducir que la Comuna, de implementar más personal en tareas de tránsito, invertiría una ínfima parte de ese saldo. Es decir, con 15 mil pesos al mes estarían cubiertos los gastos de los inspectores.
Otra de las aristas de esta problemática tiene que ver con que el agente encargado de labrar actas contravencionales, es una persona de Maciel. “No es efectivo el uso de inspectores del mismo pueblo, en ningún lado”, planteó Marucco. La jueza de faltas coincidió con el presidente comunal y agregó que lo ideal sería traer personal de otros poblados.
“Tendría que haber una asociación donde haya gente que vaya a estudiar de inspector de tránsito y donde las comunas puedan contratar con rotación de seis meses a diferentes efectivos”, propuso el mandatario local. Es común ver en el pueblo al agente charlar amistosamente en un bar con diferentes personas. “El amiguismo de los inspectores con la gente del pueblo no sirve”, disparó Marucco.
Vale aclarar que en estos años la administración comunal se ha dedicado a otro tipo de delitos viales más graves, que incluyen daños a terceros. En el sector oeste del pueblo se establecieron manos y contramanos, además de rigurosas inspecciones en conjunto con la policía local. En este sentido, la jueza de faltas reconoció: “La situación vehicular no está controlada, estamos intentando hacerlo”. “La responsabilidad de la gente es fundamental para que el tránsito sea más ordenado”, concluyó Marucco.